Aspectos cuantitativos – Impacto en PD y LGD
Una encuesta recientemente realizada por nuestro grupo Capital Markets Risk Management, sobre 13 bancos de Sud y Centroamérica reveló que al menos 812 de sus deudores corporativos han sufrido incidentes climáticos entre marzo de 2022 y febrero de 2023. Los tres eventos de Riesgo Físico registrados como más frecuentes se podrían clasificar como correspondientes a inundaciones, sequias y disminución en la disponibilidad de agua para consumo humano, agrícola e hidroeléctrico. Respecto del Riesgo de Transición, la mayor frecuencia fue derivada de cierres temporales de establecimientos (de hasta 5 días hábiles en promedio), multas de importancia por incumplimiento de planes de acción comprometidos e incumplimientos en cuanto a producción de mejoramientos en TI. Estos casos, a través del deterioro de pagos de esos deudores, habrían incrementado, en el período, en aproximadamente 0,5% la PD lifetime promedio, de los segmentos a los que aquellos pertenecen. Datos preliminares, aun no revisados, estiman que la LGD de se podría incrementar en 1,30%.
Sin perjuicio de la casuística, el cambio climático se ha constituido en los últimos años en uno de los drivers de riesgo de crédito que ha registrado mayor aceleración entre las razones de impagos. Esto es que el crecimiento de los incumplimientos derivados del cambio climático es mayor que el crecimiento de los incumplimientos causados por la reducción de ingresos o ventas por deterioro de los mercados sectoriales. Debemos hacer mención que si bien los gestores de riesgo están hace tiempo conscientes del impacto posible del problema climático, no esperaban la velocidad que ha tomado la ocurrencia de siniestros de naturaleza climática, y menos aún su traslado en tiempo real a las utilidades de los bancos. El problema central y operativo es que una importante cantidad de gestores aún no han incorporado a sus sistemas de medición del riesgo crediticio métricas asociadas al riesgo climático, especialmente al riesgo de crédito. Y tampoco, salvo honrosas excepciones, los supervisores de los mercados de la región no habrían actuado con la premura adecuada para obligar a las instituciones a disponer de esos sistemas para identificación, medición, seguimiento, control y comunicación del riesgo climático. Nobleza obliga, habrá que señalar que al menos en Centroamérica, los controladores de Panamá ya han producido normativa en firme y vigente desde 2022, y en Costa Rica el tema ya se encuentra en la hoja de ruta 2023, con regulación en consulta. En Sudamérica, los supervisores en Argentina, Chile y México se encuentran avanzando sobre el particular desde 2018. Pero habrá que admitir que en la mayoría de los mercados de la región no existen requerimientos al respecto. Mucho menos aún exigencias en cuanto a formación de reservas, o constitución de cargos patrimoniales para dar cobertura a perdidas no esperadas (a nivel de TIER1).
Bajando aún más el nivel de abstracción, el cálculo de las Probabilidades de Incumplimiento (cualquiera sea la metodología empleada) a la luz de los recientes acontecimientos climáticos, requeriría de incorporar en sus respectivas métricas el impacto del riesgo climático. Específicamente, esta exigencia implica recalibrar los sistemas de calificación de riesgo utilizados hasta el momento que no incluyen variables de tipo climático dentro de sus algoritmos de medición. Lo mismo para los sistemas de credit scoring de originación y de comportamiento.
Un dato interesante que hace a la raíz de la preocupación sobre el tema. En junio de 2023 se publicaron las NIIFS1 (divulgación de sostenibilidad) y las NIIFS2 (divulgación climática). Esto definitivamente ha constituido un empujón significativo en los planes inmediatos de las instituciones bancarias para hacer frente a los problemas socioambientales en general y relacionados al cambio climático en especial. Ambas normas entran en vigencia el 1 de enero de 2024, lo que obligaría a los auditores externos de las entidades financieras a considerar el calificar las gestiones de divulgación ESG y climática.